El lema de la ciudad: "Esperamos mejora, resurgiremos de nuestras cenizas" |
«Speramus
meliora; resurget
cineribus»
Hace menos de lo
que creemos, Detroit era el motor de la economía estadounidense. También, hace
menos de lo que pensamos, los Pistons eran el mejor equipo de la NBA.
Al finalizar la I
guerra Mundial Detroit se convirtió en una especie de “Silicon Valley” del
automóvil. Era el inicio de una época de riqueza y prosperidad que acogería a
una gran cantidad de inmigrantes del sur de los Estados Unidos que buscaban un
trabajo en las activas empresas automovilísticas de la ciudad.
La ciudad tuvo a su primer “Big Three” pero, en este caso, en forma de empresas automovilísticas; Dodge, Chrysler y sobre todo Ford.
Su situación
geográfica favorecía la creación de industrias relacionadas con el automóvil.
Estaba cerca de estados como Pensilvania o West Virginia que tenían minas de
carbón o Pittsburg y Cleveland que les suministraban acero. Henry Ford revolucionó
la ciudad y la manera de entender la sociedad. Las cadenas de montaje y la
promesa de pagar 5 dólares a la hora hizo el resto. Había trabajo para todos.
Durante la década de los 40 y 50 la ciudad,
debido a este movimiento migratorio, sufrió un crecimiento que la situó como la
quinta ciudad más poblada de Estados Unidos, con 1.800.000 habitantes. Muchos
de ellos eran afroamericanos, algunos sin ni siquiera graduado escolar, que
encontraban fácilmente trabajo en la ciudad en alguna cadena de montaje.
La riqueza de la
ciudad se reflejaba en los edificios que se construían como la “Michigan Central Station” o el “United
Artist Theater”.
Pero la crisis de
la industria del automóvil en Detroit ya había empezado. Las compañías abrían
plantas en las afueras o en zonas rurales y, pronto, debido a la fuerza de los
sindicatos, comenzaron a marchar a otros estados e incluso otros países. Entre
el año 1947 y 1963 se perdieron 170.000 empleos
Esta
deslocalización tuvo una repercusión aún mayor en como la ciudad evoluciono.
Las empresas marcharon del centro de la ciudad y se establecieron en los
suburbios. Los trabajadores blancos hicieron lo mismo y construyeron sus casas
cerca de las nuevas localizaciones. Los trabajadores afroamericanos no pudieron
hacer lo mismo por dos motivos; el primero tuvo que ver con la pérdida de
empleo y el segundo por el racismo. Si intentaban mudarse se encontraban con
rechazo y violencia. Hubo constructores que incluso construyeron muros para separar
las zonas “blancas de las negras”
Detroit es una de
las ciudades en donde la segregación racial ha sido más evidente en todo
Estados Unidos y la separación entre blancos y negros ha sido práctica
habitual.
En color rojo aparecen las zonas de raza blanca, en azul las de raza negra, y en amarillo las de etnia hispana. |
Todos estos
factores provocaron que una ciudad que llego a contar con 2 millones de habitantes
en 1950 a tener 700.000 en 2014. Una ciudad diseñada para albergar a tal
cantidad de habitantes se encontró de repente con menos de la mitad, provocando que la ciudad se llenara de barrios
enteros abandonados. Detroit perdió el 61% de su población y con ello parte de
su prosperidad. La violencia se apodero de las calles de una metrópolis que
había perdido su identidad.
En 1967 tuvo
lugar uno de los mayores disturbios raciales en la historia de los Estados
Unidos fruto de la frustración y la desesperación de los que se habían quedado sin
trabajo y sin futuro.
Los automóviles,
las autopistas y, en definitiva, el progreso, trajo consigo que los
desplazamientos fueran más fáciles. El coche, que había sido el mayor responsable
del crecimiento de la ciudad, fue, paradójicamente el que se llevó la
prosperidad a nuevas poblaciones que, en su mayoría estaban vetadas a los
afroamericanos.
Detroit se volvió
cada vez más pobre y sin posibilidad de progreso. Hoy en día,
muchas zonas de la ciudad están abandonadas, así como muchos de los edificios
que, hace no tanto, eran emblemas de la ciudad. Todos los barrios, centros
comerciales, escuelas y servicios que habían crecido a la sombra de las compañías
automovilísticas son hoy un recuerdo macabro de lo que la ciudad llego a ser.
La historia de
Detroit puede tener ciertas similitudes con la historia reciente de los
Pistons. Tuvieron sus años de gloria y después depresión y abandono.
Auburn Hills,
lugar donde juegan los Pistons y sede de Chrsyler, es uno de esas poblaciones
que creció debido a que la población blanca abandono la ciudad para buscar
nuevas zonas. Hoy en día, casi el 70% de la población es blanca y eso puede ser
una de las razones por las que, no se si os habréis fijado, no es muy habitual
ver espectadores negros en las gradas de “The Palace” (Lo cierto es que no es
habitual ver espectadores…)
Los Pistons
comenzaron jugando en Detroit pero, tal y como ocurrió con las principales compañías
del automóvil estas abandonaron la ciudad para situarse en las afueras. El
camino desde Detroit hasta Auburn Hills es un trayecto de 55 kilómetros de ida…y
55 km de vuelta. No es una distancia que mucha gente pueda ni quiera hacer un día
de semana para ir a ver un equipo que no gana y que, por lo menos en las últimas
temporadas no ofrece ni buen juego ni victorias.
El lema de la
ciudad de Detroit es “Speramus meliora; resurget cineribus” ( esperamos mejora, resurgiremos de nuestras cenizas) y, afortunadamente, parece que empiezan a verse signos de recuperación y de resurgir en la ciudad y en el equipo.
En la ciudad, tras declararse el año pasado en bancarrota, se empiezan a vislumbrar tímidas señales de recuperación. La industria del automóvil americano sigue sufriendo la competencia del mercado japonés, pero Detroit quiere reinventarse. Recuperar algunas de las zonas abandonadas y reagrupar a los habitantes en un área mas pequeña para poder dotarles de servicios básicos (recogida de basura, transporte, luz) es una pequeña parte de un plan más ambicioso que pretende devolver a la ciudad de Michigan al lugar que se merece.
En el equipo, el fichaje de Stan Van Gundy es sin duda el movimiento más importante que han hecho en los últimos años, ya que va a traer una idea, un proyecto sobre el que crecer y volver, quien sabe si a corto plazo, a la élite de la liga.
En la ciudad, tras declararse el año pasado en bancarrota, se empiezan a vislumbrar tímidas señales de recuperación. La industria del automóvil americano sigue sufriendo la competencia del mercado japonés, pero Detroit quiere reinventarse. Recuperar algunas de las zonas abandonadas y reagrupar a los habitantes en un área mas pequeña para poder dotarles de servicios básicos (recogida de basura, transporte, luz) es una pequeña parte de un plan más ambicioso que pretende devolver a la ciudad de Michigan al lugar que se merece.
En el equipo, el fichaje de Stan Van Gundy es sin duda el movimiento más importante que han hecho en los últimos años, ya que va a traer una idea, un proyecto sobre el que crecer y volver, quien sabe si a corto plazo, a la élite de la liga.
Lo que está claro
es que Motor City tiene una historia que merece ser recordada, una historia de éxito
y de fracaso, una historia de la que hay que aprender.
Detroit, además de
por los Pistons, siempre me ha fascinado. Los paisajes urbanos abandonados, que
hace pocas décadas estaban llenos de vida me llaman poderosamente la atención.
Existen libros y web que se dedican a recopilar imágenes de la ciudad que,
personalmente, encuentro imprescindibles y que os recomiendo visitar.
En cierta manera,
las ruinas de Detroit, me hacen pensar
en las pirámides de Egipto, en el Coliseo Romano o en la Acrópolis de Atenas, testigos de una época
gloriosa que nos sirven para no olvidar el pasado glorioso de la ciudad.
Santiago Villa
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